Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://kaitlyndbbj974052.blogolize.com/reacciones-al-cabezazo-de-zidane-en-2006-77569099